jueves, 6 de octubre de 2016

La zorra y las uvas.

5                                                                                                                      20. Sep. 09
Han pasado 3 días desde que hablé con Liz, y decidí no hacerle caso, siento que eso paso por una razón, puede ser que sea  para que olvide a Angélica, pero que no quiero andar con Lizbeth y no es que no me guste estar con ella, es más bien por su novio, eso es lo que pensaba, que no me gustaba, es lo que yo decía, que no la quería como novia, al menos eso dije...
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No sabía cómo sobrellevar eso, quería evitarla y no hablarle hasta saber cómo decirle que no de una forma educada porque la vería diario en la escuela y tenía que ir con ella al teatro, eso hizo que las cosas cambiaran un poco, quedamos de vernos el domingo en la mañana, yo me fui antes para encontrar el teatro cuando llegue a la torre latinoamericana me dio el presentimiento de que me había perdido, Liz me llamó, me preguntó dónde estaba, le conté, se burló de mi me dijo que me regresara y que la viera en el metro,  después de un rato encontré el teatro y fui por ella
àà
Me senté a su lado, vimos la obra abrazados y no la solté hasta que salimos del teatro, la obra estuvo interesante, la trama no la había entendido hasta que el protagonista la explico, era una historia de un esclavo que si lo liberaban por la ley lo matarían y solo siendo esclavo estaría vivo, pero al final prefiere morir libre que vivir en cautiverio, la obra la resumió en una fábula que se llama “la zorra y las uvas” En ella cuenta que una zorra ve un racimo de uvas e intenta cogerlo. Al darse cuenta de que está demasiado alto las desprecia diciendo «¡No están maduras!» no entendí la razón que la llevo a decir eso, porque no quería las uvas hasta que al final de la obra el actor explicó la moraleja de la historia, a menudo los seres humanos fingimos despreciar aquello que secretamente anhelamos y que sabemos inalcanzable.
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Voltee a verla y ahí entendí la moraleja, lo que estaba pasando en la obra, la historia que contaban y entendí mi propia historia, como los papeles se ajustaban ella representaba al fruto y yo en ese momento era como ese animal que lo despreciaba por no poder alcanzarlo. Termino la obra y después de lo que había que había visto decidí que quería quedarme con ella, eso pareció no molestarle, la acompañe al metro que quedaba muy lejos de mi casa, me despedí cuando ella iba a tomar el metro, pero se regresó y nos sentamos a platicar; ella no dijo nada, me abrazo y nos quedamos callados, juntos, quería decirle muchas cosas, que no me importaba que tuviera novio, que aunque lleváramos poco tiempo ella había encontrado la forma de acercarse a mí y a todos mis amigos, ella había encontrado la forma de ser parte de mi vida sin que me diera cuenta, quise decirle que podíamos  intentarlo. El lunes le conté a Julio lo que había pasado desde el viernes:

-El viernes que me fui con Liz ella me dijo que le gusto
-¿Liz? ¿Nuestra Liz?
-Sí, ¿Qué tiene de raro? Yo también soy guapo
-Te creo, y tú decías que no le gustabas ¿has hablado con ella?
-Fuimos el domingo al teatro
-¿Y cómo te fue?
-Bien, creo...
-¿Creo...? ¿Cómo que crees? ¿Por qué dices eso?

-Porque me sentí como una zorra.

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