5 20. Sep. 09
Han pasado 3 días desde que hablé con Liz, y decidí
no hacerle caso, siento que eso paso por una razón, puede ser que sea para que olvide a Angélica, pero que no
quiero andar con Lizbeth y no es que no me guste estar con ella, es más bien
por su novio, eso es lo que pensaba, que no me gustaba, es lo que yo decía, que
no la quería como novia, al menos eso dije...
à
No sabía cómo sobrellevar eso, quería evitarla y no
hablarle hasta saber cómo decirle que no de una forma educada porque la vería
diario en la escuela y tenía que ir con ella al teatro, eso hizo que las cosas
cambiaran un poco, quedamos de vernos el domingo en la mañana, yo me fui antes
para encontrar el teatro cuando llegue a la torre latinoamericana me dio el
presentimiento de que me había perdido, Liz me llamó, me preguntó dónde estaba,
le conté, se burló de mi me dijo que me regresara y que la viera en el metro, después de un rato encontré el teatro y fui
por ella
àà
Me senté
a su lado, vimos la obra abrazados y no la solté hasta que salimos del teatro,
la obra estuvo interesante, la trama no la había entendido hasta que el
protagonista la explico, era una historia de un esclavo que si lo liberaban por
la ley lo matarían y solo siendo esclavo estaría vivo, pero al final prefiere
morir libre que vivir en cautiverio, la obra la resumió en una fábula que se
llama “la zorra y las uvas” En ella cuenta que una zorra ve un racimo de uvas e intenta cogerlo. Al darse cuenta de que está demasiado
alto las desprecia diciendo «¡No están maduras!» no entendí la razón que la
llevo a decir eso, porque no quería las uvas hasta que al final de la obra el
actor explicó la moraleja de
la historia, a menudo los seres humanos fingimos despreciar aquello que
secretamente anhelamos y que sabemos inalcanzable.
ààà
Voltee
a verla y ahí entendí la moraleja, lo que estaba pasando en la obra, la
historia que contaban y entendí mi propia historia, como los papeles se
ajustaban ella representaba al fruto y yo en ese momento era como ese animal
que lo despreciaba por no poder alcanzarlo. Termino la obra y después de lo que
había que había visto decidí que quería quedarme con ella, eso pareció no
molestarle, la acompañe al metro que quedaba muy lejos de mi casa, me despedí
cuando ella iba a tomar el metro, pero se regresó y nos sentamos a platicar;
ella no dijo nada, me abrazo y nos quedamos callados, juntos, quería decirle
muchas cosas, que no me importaba que tuviera novio, que aunque lleváramos poco
tiempo ella había encontrado la forma de acercarse a mí y a todos mis amigos,
ella había encontrado la forma de ser parte de mi vida sin que me diera cuenta,
quise decirle que podíamos intentarlo. El
lunes le conté a Julio lo que había pasado desde el viernes:
-El viernes que me fui
con Liz ella me dijo que le gusto
-¿Liz? ¿Nuestra Liz?
-Sí, ¿Qué tiene de
raro? Yo también soy guapo
-Te creo, y tú decías
que no le gustabas ¿has hablado con ella?
-Fuimos el domingo al
teatro
-¿Y cómo te fue?
-Bien, creo...
-¿Creo...? ¿Cómo que crees? ¿Por qué
dices eso?
-Porque me sentí como una zorra.